A lo largo del último siglo, los hitos en materia de equidad e inclusión liderados por figuras de los movimientos feministas y de liberación Queer han hecho que gran parte de la sociedad entienda que el género es un espectro dentro del que cada individuo autodesigna su identidad y no categorías universales y fijas. Y es que cada día más personas se identifican como no binarias, transexuales o transgénero, entre otras.
Cabe señalar que, si bien las reivindicaciones del colectivo queer está consiguiendo ahora la aceptación de la sociedad en general, las personas no conformes con el género fueron en su día ampliamente veneradas por culturas de todo el mundo durante milenios, por lo que la sociedad occidental contemporánea sólo está poniéndose al día.
Para la generación actual, las redes sociales, como Tik Tok, desempeñan un papel decisivo a la hora de encontrar tanto una comunidad como nuevos caminos en un mundo históricamente diseñado para identidades perfectamente clasificadas. Un personaje clave de la moda, el aclamado escritor y orador público, ALOK, creó en torno al movimiento #DeGenderFashion, destinado a deconstruir las normas de género de la industria de la moda, una comunidad de la que muchas personas se sentían parte valiéndose precisamente las plataformas digitales. En respuesta a los esfuerzos realizados por el colectivo y la visualización extra que le proporcionan figuras influyentes, la industria de la moda está desarrollando líneas de productos inclusivas diseñadas y comercializadas para que cualquiera pueda llevarlas y sentirse bien. Aunque muchas de estas colecciones han recurrido a menudo a siluetas anchas y sin forma en colores neutros que recuerdan principalmente a los estilos masculinos, abrazar una fluidez que combine cualquier expresión de género es vital para el avance de este movimiento.
En los últimos años, las estrategias tradicionales de las pasarelas han pasado de ser una experiencia exclusiva a una que se abre a todo el mundo. Este enfoque contemporáneo se debe, en parte, al impacto de las redes sociales en el espíritu cultural general, ya que los espectáculos transmitidos en directo y los looks de pasarela publicados en tiempo real se han convertido en la norma. Esto ha democratizado el consumo de la moda y ha dado lugar a nuevas perspectivas que han transformado la pasarela tradicional, hacia un escenario que respalda la autodeterminación individual del género. Actualmente el diseño de moda predominante aún no es accesible para todos, pues se fundamenta en las diferencias normativas de las siluetas de cada género de las prendas de vestir, lo que dificulta a muchas personas encontrar ropa que reafirme su identidad, lo que puede alimentar aún más la disforia corporal y de género.
Sin embargo, algunas marcas LGBTQ+ y propiedad de mujeres parecen haber encontrado la fórmula, posicionándose como pioneras en el panorama del diseño inclusivo respecto al género durante años. Por ejemplo, desde 2013, la marca TomboyX ha diseñado prendas íntimas, de vestir y de deporte para todas las tallas e identidades. Su ropa adaptada para clientes trans también ofrece amplias opciones de tallas que van hasta la 6X.
Además del papel de afirmación de la identidad que la ropa de género puede desempeñar para los consumidores, también es una solución potencial para construir una industria de la moda más sostenible. En un sentido amplio, las líneas de ropa que integran la perspectiva de género ofrecen a las marcas la posibilidad de producir menos y servir a un mercado más amplio de consumidores, reduciendo así los residuos.
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