Existe un centro de investigación en la prestigiosa Universidad de Harvard, en Estados Unidos, dedicado a estudiar este concepto.
El multimillonario Bill Gates es uno de sus grandes entusiastas, y ha donado millones para su investigación.
También es real la monumental tarea que tenemos de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C y que las catástrofes climáticas serán algo rutinario en el mundo en el futuro cercano.
El pasado lunes 4 de abril el brazo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) dedicado al cambio climático publicó un nuevo informe, que trae un ultimátum: es ahora o nunca si queremos evitar sequías severas, calor extremo, inundaciones devastadoras y extinción masiva de especies.
Si no se logran las metas establecidas y los cambios tienen resultados modestos, la temperatura promedio en el mundo aumentará en un rango de entre 2,1°C y 3,5°C. Algunos expertos temen que la geoingeniería solar cobre fuerza como solución en este momento de desesperación, incluso a pesar de que existe la posibilidad de que genere efectos colaterales irreversibles en lo ambiental y peligrosos en lo político: la técnica podría ser utilizada como un arma de guerra impredecible, advierten.
Pero otros afirman que no se puede renunciar a buscar soluciones ante la urgencia del cambio climático, línea de razonamiento adoptada por Bill Gates.
En enero de este año, más de 60 científicosde varios países lanzaron una iniciativa para directamenteprohibir el desarrollo de la técnica, que solo ha sido estudiada en simulaciones por computadora y requiere pruebas de campo.
Esa propuesta advierte que, además de los resultados potencialmente desastrosos, la geoingeniería solar no resolvería completamenteel problema del calentamiento global, un punto admitido por los partidarios del concepto.
Y podría desviar la atención de la obligación más importante que se ha ignorado: la de reducir significativamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que retiene el calor en la atmósfera.
BBC News Brasil habló con cinco científicos de Brasil y EE.UU., algunos críticos y otros defensores, para explicar las implicaciones de la geoingeniería solar.
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